lunes, 2 de noviembre de 2009

Tiempos fáciles.


Se levantaba como cada día a las tres de la tarde. Sin nada de café, cogía su último cigarrillo de la segunda cajetilla de anoche y se lo encendía con un encendedor que apenas daba llama. Cuando lo consiguió se sentó en la cama a pensar mientras ponía su cd favorito.

Las hojas se movían al son de las caderas y mientras tanto bailaba de puntillas con tanta sutileza que apenas rozaba el parquet con los pies.

Más tarde preparó dos tostadas y un café poco cargado y entonces fué ahí donde se sintió sola.

¿Quién se comería la segunda tostada? ¿quién se bebería el café?

Desde luego ella no. Lo aborrecía desde los nueve años.

Lo tiró por el lavabo, le dió un pequeño mordisco a la tostada y se puso en pie observandose al espejo.

Al fin y al cabo seguía siendo la misma. Sin tantos prejuicios, con mas manías, más exigente, igual de sola y aun seguía sin poder tragar el "coffe".

¿Quién dice que ha cambiado? que las personas cambian con el paso del tiempo si...tan solo le salen manchas, arrugas o se cae todo un poco hacía abajo. La impertinencia desde luego, es la misma.

Deseadme suerte!

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